Disfrutamos plenamente viendo desde el yate toda la orografía de la costa almeriense: calas semi vírgenes, el Parque Natural con la belleza de sus estratos y texturas geológicos y los asentamientos pesqueros y mineros. Bañándonos con aguas cristalinas de fondos arenosos, posidonia y pececillos de colores. El patrón del barco, simpático y amable, nos describió acertadamente lo que veíamos y nos relajó con melodías veraniegas mediterráneas. El azul del mar, la luz del sol, la costa agreste y dorada, inolvidable.